Ermanno Olmi, del neorrealismo al realismo poético

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Olmi, durante el rodaje de ‘Centochiodi’
24/7/2017.- ‘Ermanno Olmi. Más vivo que nunca’ fue el título del ciclo que, organizado por la Universidad de Valladolid (UVa), la Cátedra de Cine, el Campus Público María Zambrano de Segovia y el Instituto Italiano, se programó en el marco de la 59 Semana Internacional de Cine de Valladolid en el Aula Mergelina de la UVA.
El ciclo ofrecía un repaso de algunos de los títulos más significativos de Ermanno Olmi (Bérgamo, 24 de julio de 1931), un cineasta que apareció cuando el neorrealismo presentaba síntomas de agotamiento y que, a lo largo de más de medio siglo de trayectoria, ha fraguado una filmografía repleta de meandros y recovecos, en la que aborda los desafíos a los que se enfrenta el hombre de su tiempo.
Ganador de la Palma de Oro de Cannes (El árbol de los zuecos, 1978) o del León de Oro de Venecia (La leyenda del santo bebedor, 1988), su relación con la Seminci se extiende, por el momento, desde 1960 a 2014.
Su primera aparición se produjo en la 5ª edición. Cuando participó con El tiempo se ha parado (1958), película por la que recibió una Mención Especial del Jurado. Un año después presentó su cortometraje Tres hilos hasta Milán y en 1962 acudió a Valladolid para presentar El empleo (1961), película ganadora de la Espiga de Oro de la 7ª Semana.
Olmi también fue galardonado por el Festival en 1964, cuando su cortometraje 700 años. San Antonio se alzó con el Lábaro de Oro de la 9ª Seminci. El realizador volvió a participar en la Sección Oficial de la 11ª Semana con el largometraje Y vino un hombre (1965), y en la 13 Semana con Un cierto día (1968).
Por último, la Sección Oficial de la 52 Semana estrenó la que es su última película de ficción hasta ahora, Centochiodi, un largometraje en la que Ermanno Olmi narraba la historia de un eminente profesor universitario implicado en una investigación policial.
El ciclo organizado en la 59 Semana mostraba a través de ocho títulos cómo, si en una primera etapa el neorrealismo también encuentra sitio en su cine, con el paso del tiempo las películas de Olmi derivan hacia un realismo poético y metafórico.
Dos figuras destacaron en este ciclo de proyecciones. La del ‘heredero’ de Olmi, Mario Brenta, y la de su discípulo Rodolfo Bisatti, de quien se pudieron ver algunos títulos. La retrospectiva tuvo su colofón con un encuentro entre la Universidad de Valladolid y los alumnos de las escuelas de cine que tomaron la Seminci durante los días del festival.
Elaborado a partir del reportaje publicado en el número 51 de la Revista Seminci.

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