Cuarenta y cinco minutos de balonmano, de lucha, de igualdad, de buen juego e incluso con momentos brillantes se fueron al garete gracias a la labor inútil, pésima, equivocada y rigurosa de los colegiados Manuel Álvarez y Manuel Casado. Nunca podremos saber si el Cuatro Rayas hubiera sido capaz de ganar al BM Aragón por juego. Pero lo que si es cierto es que el concierto de pito de los ‘manolos’ rompió los tímpanos de los jugadores vallisoletanos, les desquició y acabó por dejarles sin opciones de intentar luchar por la victoria. Esta temporada, el Cuatro Rayas no está teniendo suerte con los arbitrajes, aunque también es verdad que cuando se juega en el alambre, cuando el equipo va muy justo de efectivos y cuando la igualdad es la norma de la Liga, cualquier mínima decisión, cualquier circunstancia anómala provoca el efecto mariposa y una simple pérdida se convierte en poco menos que una tragedia.
El Cuatro Rayas jugó ayer 45 minutos muy serios, muy concentrado, ante un rival que sin lugar a dudas está llamado a ocupar los lugares altos de la tabla. Una defensa ordenada, sin las lagunas de otros encuentros, daba paso a un ataque fluido, variado, con Ávila como director de operaciones y con Eilert, Krivokapic y Porras como ejecutores último. Espectacular el lateral zurdo disparando unos misiles que explosionaban contra las redes aragonesas como pocas veces se le había visto anteriormente. Tenía el punto de mira perfectamente orientado y ello permitió al Cuatro Rayas incluso jugar con ventaja en el marcador. El partido transcurría por el mismo guión de cada jornada. Igualdad máxima, solo decantada a favor de uno u otro equipo en función del aprovechamiento de las situaciones especiales, y ahí el Cuatro Rayas no estuvo fino en el día de ayer.
Pero los de Pastor aguantaron el tipo ante un conjunto mucho más hecho, más compacto, con las ideas mucho más claras y con hombres tan experimentados como eficaces. Y ello a pesar de que desde el inicio de la segunda mitad, los ‘manolos’ se dedicaron a despistar a tirios y troyanos con unas decisiones inexplicables ante jugadas que solamente ellos alcanzaban a entender y que provocaron la masiva presencia de pañuelos en las gradas. Y llegó el fatídico minuto 44. Expulsión rigurosa de Krivokapic ante un Lozano que casi ya estaba en el suelo. Un rejón al Cuatro Rayas. Sin el serbio, el equipo se desorientó, perdió el rumbo y el rival se limitó a aprovechar los regalos.
Roja directa
Del 24-25 se pasó en un abrir y cerrar de ojos a un peligroso 24-27. Y ahí surgió el genio de los ‘manolos’. La exclusión del maño Javier García provocó una pequeña discusión con Ávila y los colegiados expulsan con roja directa al vallisoletano por insultos. Fue la puntilla. El BM Aragón vio la oportunidad y no la dejó escapar. El Cuatro Rayas se disolvió. El rival ya no eran los maños, sino los dos individuos de negro. Quince minutos de nada. De discusiones, de decisiones absurdas y de penar sobre el campo par a acabar derrotados.
La racha de tres partidos sin perder se rompió y además dejará huella ya que Ávila podría ser sancionado con un partido por su expulsión directa. Y no está el Cuatro Rayas para permitirse estos lujos. Esta temporada en nada se parece a las vividas en los últimos quince años. Día a día, Pastor trata de consolidar una plantilla que está cogida con alfileres. Y mientras sea así, cualquier mínima piedra en el camino se convierte en toda una montaña. Los colegiados no ven en el Cuatro Rayas ese equipo poderoso de otros tiempos, y el equipo lo nota en cada decisión equivocada. Ante esta situación, poco se puede hacer salvo evitar males mayores. Olvidarse de los árbitros, centrarse en el juego son máximas que se hacen ahora mucho más decisivas, pese a que sea precisamente ahora cuando es más complicado y difícil cumplirlas. Y quizás por ello el reto sea aún mayor, pero imprescindible.
En el lado meramente deportivo, el Cuatro Rayas mantuvo un buen nivel de juego que demuestra que las cosa se están haciendo bien. Mejorable la defensa en el lado derecho, donde Víctor y Eilert no fueron capaces de sujetar a Lozano ni a Javier García y por donde el BM Aragón encontró un filón. La portería, con Héctor Tomás, brilló en la primera mitad, pero tras el descanso se diluyó junto con toda la defensa. Y también en el debe del conjunto vallisoletano puede añadirse el escaso rendimiento ante las situaciones especiales, así como el despiste generalizado tras la exclusión de Krivokapic, con pérdidas absurdas y una empanada monumental que propició el inicio del despegue maño.
Y todo ello, ante un pabellón Huerta del Rey que registró una de las mejores entradas de la temporada.
– Ficha técnica:
31 – Cuatro Rayas Valladolid (17+14): Héctor Tomás, Porras (6), Eilert (9), Krivokapic (6), Ávila (1), Félix García (-), Víctor Alonso, (4), Hernández (3,2p), Peciña (1), Megías (-), César Pérez (-), Bozovic (-) y Roberto Pérez (1).
36 – BM Aragón (16+20): Kappelin (Arguillas, ps), Asier Antonio (-), Sorli (2), Dujshebaev (5), Lozano (8), Casanova (3), Cartón (3), Vigo (5), García Rubio (6), Molina (1), Postigo (2), Camas (-) y Ros (1).
Marcador cada cinco minutos: 3-3, 7-4, 10-8, 11-11, 14-13 y 17-16 (descanso); 19-19, 22-21, 24-26, 24-28, 27-32 y 31-36 (final).
Árbitros: Manuel Casado Fernández y Manuel Vera Ávila (Federación Andaluza). Excluyeron dos minutos a Ávila (min.22 y 48 -roja directa-) y Krivokapic (min.44) del Cuatro Rayas , y a Asier Antonio (min.5 y 19), Sorli (min.29), Casanova (min.35) y García Rubio (min.48), del BM. Aragón.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la novena jornada de Liga Asobal disputado en el polideportivo Huerta del Rey ante unos 1.500 espectadores
Fuente: El Norte de Castilla