Hasta el rabo todo es toro, se dice en ambientes taurinos, y en el deporte, máxime en el rugby, se puede aplicar esta máxima con la certeza de que hasta el momento en el que el colegiado no indica el camino de los vestuarios no hay nada decidido, haya pasado lo que haya pasado en el transcurso del encuentro. Es algo que hoy ha sido muy claro y vívido en Pepe Rojo.
Ante unas gradas llenas, los aficionados han podido disfrutar de un derbi de enorme intensidad, con juego de bastante calidad, y desde luego superior a la que normalmente se disfruta en estos encuentros, en los que la tensión acostumbra a reinar por encima de las jugadas vistosas. Pero hoy los dos equipos sabían que se jugaban mucho, y han salido al campo decididos a mostrar que iban a darlo todo para que el suyo fuese el lado de la ciudad que acabase más feliz.
El partido comenzaba con un ritmo frenético, fruto del que surgieron los dos primeros golpes de castigo señalados por el árbitro, con los que Hansie Graaff y GarethGriffiths ponían los 3 primeros puntos para SilverStorm El Salvador y VRAC Quesos Entrepinares, respectivamente, cuando sólo habían pasado 4 minutos desde el arranque.
La siguiente fase del encuentro sería para el VRAC, que trataba de imponer contundencia en las fases estáticas, ante una delantera de SilverStorm El Salvador que parecía flaquear por momentos, pero que acababa conteniendo a los jugadores azules. Sin embargo, en un ataque de muchas fases Basso acabó consiguiendo hacerse con un hueco suficiente para posar el oval, y estrenar la cuenta de ensayos del encuentro, situando el 10-3 en el minuto 11.
Pero eso no iba a amilanar a los jugadores de Juan Carlos Pérez, que consiguieron rehacerse bien tras el golpe encajado con esa marca, y se asentaron en campo de los hoy locales durante la mayor parte del primer tiempo. El premio al asedio llegaría en el minuto 29, cuando una jugada con muchas fases sobre la línea de ensayo acababa con el premio del ensayo obra de Johny Carter. Los dos extra de Hansie Graaff igualaban el marcador 10-10 en ese momento.
Llegaría una nueva oportunidad de anotar un ensayo unos minutos después, pero la jugada se acababa desperdiciando por una indisciplina. Los puntos que quedaban en el primer tiempo llegaban con el pie de Griffiths, que pasaba sendos golpes e castigo en los minutos 32 y 38 para poner el 16-10 con el que se llegaba al intermedio de un apasionante partido, en un momento en el que además los dos equipos estaban con un hombre menos, por sendas amarillas a Leandro Wozniak y Alberto Blanco.
El segundo tiempo arrancaba con un Quesos que no quería dejar escapar la victoria por segunda semana consecutiva de Pepe Rojo, tras su eliminación de la Copa de SM El Rey. Y los de Diego Merino apretaron en la primera fase de la reanudación, con lo que conseguirían llegar a la 22 chamiza. Tras un largo ataque, el colegiado del encuentro decidió castigar varias incorrecciones blanquinegras con un ensayo de castigo, que ponía un 23-10 en el marcador que parecía difícil de salvar para los de Juan Carlos Pérez.
Pero ya lo decíamos en el titular de esta crónica: es muy difícil vencer a un equipo que nunca se rinde. SilverStorm El Salvador lo demostró el pasado domingo en la Copa Ibérica, y lo ha vuelto a demostrar hoy. Con la salida al campo de varias piezas que han acabado siendo claves, como Manu Serrano, Gonzalo Núñez y especialmente Víctor Sánchez, que daban así relevo a unos cansados compañeros que se había fajado duramente por cerca de una intensa hora de rugby.
Y los colegiales se aplicaron a la tarea, con un juego a la mano de gran vistosidad, con placajes efectivos y recuperaciones peligrosas, y con un cuchillo en el ala que responde al nombre de Jean Yves Zebango que estuvo a punto de provocar más de un infarto con varias carreras frenadas sólo en el último instante por los jugadores queseros.
La carrera que no consiguieron frenar fue la de Víctor Sánchez, que cogió el oval poco más allá de su propia 22 para avanzar, contra viento, marea, zagueros, placajes y todo lo que se le pusiese por delante para llegar hasta la zona de marca y posar el oval en un ensayo que llevaba el delirio a la parroquia chamiza en el minuto 63, colocando con los dos extra de Graaff un 23-17 que daba alas a SilverStorm El Salvador y que hacía creer en que la victoria era totalmente posible en los minutos que faltaban.
Contundencia, calidad, seguridad… todo eso se aplicaron los de Juan Carlos Pérez para conseguirlo. Una peligrosísima internada de Hansie Graaff por el flanco derecho estuvo a punto de acabar en ensayo, pero la zaga del Quesos frenaba al sudafricano en el último momento.
Pero esa jugada acabaría siendo clave en el devenir del partido, ya que tras el golpe de castigo que decretó el colegiado se inició una jugada en la que la delantera colegial no estaba dispuesta a ceder un solo centímetro, empujando hasta que el ensayo llegase.
Y lo hizo en el minuto 71, cuando el colegiado decretaba un nuevo ensayo de castigo, esta vez a favor de SilverStorm El Salvador, por reiteración de faltas del VRAC. Hansie Graaff pasaba la transformación, y colocaba un 23-24 que a algunos les parecía poco menos que quimérico no muchos minutos antes, y que enardecía a la afición chamiza, que veía cómo el derbi se inclinaba del lado blanquinegro de la ciudad.
El entrenador de SilverStorm El Salvador Juan Carlos Pérez reconocía tras el encuentro estar “muy satisfecho” con lo vivido en el partido de hoy, y manifestó que “pese a que no hemos jugado el rugby de ritmo y movimiento que nos hubiese gustado, hemos visto el reflejo del equipo que queríamos tener desde el principio de temporada, y con lo que hemos querido crear”. Tuvo palabras de especial elogio para Víctor Sánchez “que nos dio un plus con su salida al campo”, pero en especial para, según afirmó “un tío de más de 40 años como Manu Serrano, que ha salido y ha empezado a ordenar la melé. Es un orgullo tenerle en el campo”.
Por su parte el entrenador del VRAC Quesos Entrepinares Diego Merino achacó la derrota de su equipo a “no saber jugar momentos decisivos del encuentro, y ante un equipo que se ha crecido tras anotar su ensayo, ante el que no teníamos que haber arriesgado tanto”.