Descarada forma de tirar la Copa

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El Real Valladolid no pudo aguantar el 1-0 de la ida y cayó derrotado en el Benito Villamarín por 3-0 con goles de Amaya, Rubén Castro y Jesús Rueda en propia meta.

En ningún momento el Pucela estuvo dentro del partido y el Betis mereció el pase a octavos. Y es que Djukic volvió a tirar la Copa del Rey como en Balaidos la pasada temporada. Nada más darse las alineaciones se veían las motivaciones del equipo blanquivioleta. La baja de Rukavina por gastroenteritis se paliaba con la inclusión en el lateral derecho de Víctor Pérez, mediocentro y que sin culpa, se vio desbordado todo el partido.

Además los suplentes demostraron porque gozan de pocas oportunidades. Sastre estuvo desaparecido todo el partido, Baraja está demasiado limitado por la edad y Neira sigue sin demostrar el porqué de su fichaje. Los que debían tirar del carro tampoco dieron la talla. Javi Guerra sigue desaparecido en combate, no logró ganar ningún balón en ataque, no gozó de ninguna ocasión y para más inri estaba con Amaya en el primer gol bético, Bueno estuvo muy desacertado en todas sus ocasiones y por último, Jaime pudo hacer algo más en el gol de Rubén Castro.

El Betis dominó todo el partido y pudo ganar con mayor diferencia de goles. La primera mitad estuvo más competida e igualada que la segunda, ninguno de los conjuntos llegó con peligro y sólo a balón parado, tarea muy a mejorar por Djukic, el equipo sevillano logró empatar la eliminatoria. Si el Betis no había hecho gran cosa y ya ganaba, los segundos 45 minutos se presumían muy complicados.

Así fue. Pepe Mel dio entrada a Beñat, subió líneas y empezó a presionar muy arriba. El Betis dominaba a placer, el gol era cuestión de tiempo y los cambios pucelanos se pedían a gritos. Pero no llegaron y Vadillo, en su reaparición, dio el estacazo final a Víctor Pérez y al Valladolid. Suyos fueron las jugadas de segundo y el tercer gol, que finalmente fueron empujados a la red por Rubén Castro y Rueda en propia meta.

El objetivo del Real Valladolid es la liga y la Copa quedaba en un segundo plano, pero hay maneras y maneras de perder. Hoy el partido del Valladolid, y resaltando la figura de su entrenador, no ha sido la debida, por los aficionados y por la ciudad. Partido para olvidar y para no repetir, aunque ya van dos años consecutivos tirando la copa de forma muy descarada.